Estudios sobre la relación cerebro-lenguaje

 Ventajas de un cerebro bilingüe por Mia Nacamulli

Saber dos o más idiomas no solo facilita viajar o consumir medios sin subtítulos, sino que también modifica la estructura y funcionamiento del cerebro, las personas bilingües o multilingües muestran mayor flexibilidad cognitiva y capacidad de adaptación para alternar entre lenguas y contextos.

El dominio de un idioma implica cuatro habilidades: dos activas (hablar y escribir) y dos pasivas (escuchar y leer), y su desarrollo depende del método de aprendizaje y del uso en la vida cotidiana. Se identifican tres tipos de bilingüismo: simultáneo (dos idiomas desde la infancia), consecutivo (segundo idioma después del primero) y en la edad adulta.

Por otro lado, el hemisferio izquierdo se relaciona con procesos lógicos y analíticos, mientras que el derecho se vincula a lo emocional y social. Los niños aprenden más rápido gracias a la plasticidad cerebral y la lateralización, mientras que los adultos dependen más del hemisferio izquierdo, lo que puede hacer el aprendizaje más racional pero más lento.

El bilingüismo fortalece el cerebro: incrementa la densidad de materia gris, potencia la corteza prefrontal dorsolateral (memoria, atención, control de impulsos) y ayuda a retrasar enfermedades neurodegenerativas, manteniendo el cerebro activo y saludable a lo largo del tiempo.

Materia gris

Orígenes de la comunicación humana por Michael Tomasello

El lenguaje es un acto social que surge para compartir atención y percepción entre personas, a través de “escenas atencionales conjuntas”. En el desarrollo infantil, los sonidos se convierten en lenguaje cuando los niños reconocen que los adultos los emiten con intención comunicativa.

El niño debe comprender que las personas son agentes intencionales, participar en la atención conjunta y percibir la intención clara del acto comunicativo. Los símbolos lingüísticos permiten construir significados, compartir atención y desarrollar el lenguaje temprano, apoyados por rutinas comunicativas y claves lingüísticas que estructuran el pensamiento.

La lingüística cognitivo-funcional considera que los símbolos lingüísticos reflejan cómo las personas perciben y conceptualizan el mundo, tomando en cuenta granularidad, perspectiva y función. Por lo tanto, la sintaxis se desarrolla gracias a la capacidad del oyente para interpretar señales como gestos y vocalizaciones, comprendiendo distintos tipos de enunciados.

Por otro lado, el aprendizaje del lenguaje sigue una evolución: desde la holofrase (una palabra expresa una idea), pasando por palabras insulares y construcciones abstractas, hasta la narrativa, donde el lenguaje permite organizar y contar historias.


Los componentes del lenguaje

Procesamiento y producción del lenguaje según F. Cuetos

Comprensión oral

El cerebro procesa el lenguaje al escuchar mediante un recorrido de los sonidos desde los oídos hasta las áreas cerebrales responsables de darles significado. Primero pasan por las zonas auditivas primarias y luego se canalizan hacia áreas como la de Wernicke, implicadas en la comprensión lingüística. Se incluyen los mecanismos cognitivos para entender palabras en contexto, como el reconocimiento fonémico, el acceso al léxico y la integración semántica.

Área de Wernicke

Producción oral

La producción del lenguaje transforma ideas mentales en palabras habladas. Se seleccionan y organizan los fonemas para formar palabras y se programan los movimientos articulatorios necesarios para hablar. Las áreas cerebrales involucradas incluyen las zonas motoras y de planificación, como el área de Broca, que coordinan los distintos sistemas neuronales para lograr un habla fluida. 


Área de Broca

Vídeo: Cerebro y lenguaje




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